lunes, 6 de enero de 2014

Los sistemas económicos: El capitalismo reglamentario (s. XIX y XX)


La evolución general de las estructuras del capitalismo (fin del siglo XIX y principios del siglo XX)

·         Apogeo del capitalismo: El capitalismo llega a su apogeo en el periodo que precede a la primera guerra mundial. Se desarrolla primero en Gran Bretaña, Francia y Alemania. La producción crece considerablemente, el comercio internacional se desarrolla y el crédito desempeña un papel predominante en la producción y en los intercambios.
Nuevos instrumentos técnicos son descubiertos al final del siglo XIX: el motor de explosión y luego la elelctricidad y el motor Diesel. Esto provoca una revolución en los transportes.
Nuevos instrumentos económicos permitirán sacarle el mayor partido posible: desarrollo de los bancos y la moneda.
·         La crisis del capitalismo liberal: Se inicia con la guerra de 1914. Esta se manifiesta por las revoluciones posguerra: revolución soviética (1917), italiana (1923) y alemana (1933). Se afirma con la crisis económica de 1929. La estructura de las empresas evoluciona de la forma individual a la forma colectiva y por lo tanto, de la competencia al monopolio. La organización de la producción en el interior de cada país deja de estar abandonada a la iniciativa privada. Los intercambios internacionales chocan cada vez con obstáculos más numerosos. Se cuestiona el principio de la no intervención del estado, tanto en el principio de la libertad de trabajo como en el de libre competencia.

La evolución del régimen de los bienes en el sistema capitalista

·         Extensión del derecho de propiedad: La propiedad, según el artículo 544 del código civil, es el derecho de gozar y disponer de las cosas. En un principio, este derecho es absoluto, exclusivo y perpetuo. Pero en Francia, no es absoluto debido a las siguientes consideraciones:
-          Consideraciones familiares: restringen el derecho de disposición en caso de muerte.
-          Consideraciones fiscales: una parte de los bienes del difunto se dirigen al Estado.
-          Consideraciones sociales: los bienes están sujetos al interés de la colectividad.
·         Objeto del derecho de propiedad: No solo pueden ser objeto de propiedad los bienes muebles e inmuebles, sino también los valores no corporales:
-          Propiedad industrial: es la conocida patente, el derecho a la propiedad intelectual que se extiende durante un cierto plazo.
-          Propiedad comercial: cuando el arrendamiento del comerciante vence, este obtiene una renovación o en su defecto una indemnización de evicción.
-          Propiedad cultural: es un derecho en provecho del agricultor que trabaja en tierras de otro, quien al mejorar el terreno con cambios cuyos frutos no se ven sino hasta después de un cierto número de años, se ve beneficiado por la renovación automática de su arrendamiento (salvo en casos de falta de pago o mala explotación) o en su defecto de una indemnización. En caso de venta el agricultor tendrá prioridad sobre la tierra.
-          Propiedad literaria y artística: se reserva el derecho vitalicio al autor de publicar y de hacer ejecutar sus obras literarias o artísticas. Una vez fallecido el autor, la familia conserva el mismo privilegio durante los siguientes 50 años, luego de los cuales pasa a ser de dominio público.
·         Titulares del derecho de propiedad: Aparece la propiedad societaria. Sus dos formas son: sociedad colectiva y sociedad anónima por acciones. Esta última es la más importante ya que conduce a la verdadera separación entre la propiedad y la gestión. Los accionistas proveen el capital de la sociedad pero esta es dirigida por un consejo de administración.

La evolución del régimen de trabajo en el sistema capitalista

            La evolución en el régimen de las personas viene dada por el ámbito donde el régimen de libertad incontrolada había ocasionado resultados más discutibles: el de las condiciones de trabajo, o sea, el de las relaciones entre empleadores y asalariados.
·         La legislación protectora del trabajo: La revolución de 1848 señala la aparición de las leyes de protección del trabajo. Esta lleva al poder a Luis Blanc junto con socialistas y representantes de la clase obrera, quienes proclaman el derecho de trabajo y la libertad de asociación. Más tarde prohíbe el marchandage, es decir, la explotación de los trabajadores por un subcontratista. También se limita el trabajo en los adultos a 10-11 horas. La III república proseguirá la obra así iniciada.
·         La seguridad social: El desarrollo, en casi todos los países capitalistas, de un sistema de seguridad social que garantiza a todos los ciudadanos contra los riesgos de la vida sigue siendo, en efecto, la modificación más profunda hecha al capitalismo liberal desde la segunda guerra mundial. Se origina en 1942 por una comisión de encuesta encargada de estudiar la refundición de los seguros sociales británicos, conocido por el nombre de Plan Beveridge. Este proponía que cada ciudadano fuera protegido por todos los demás contra los riesgos a los cuales está expuesto: la miseria (garantía de renta mínima para la familia), la enfermedad (creación de un servicio nacional de salud) y la desocupación (control del reparto geográfico de las industrias, organización más racional del mercado de trabajo).

La evolución del régimen de la producción y de los intercambios en el sistema capitalista

            La intervención del estado llegará al dominio económico solo en el siglo XX, como consecuencia de la crisis de 1929. En toda Europa, desde 1880 triunfó una reacción proteccionista en casi todos los países. El único efecto a largo plazo de las intervenciones realizadas por el Estado en las guerras será el acostumbrar los ánimos a que esto ocurra.
·         Intervención en la coyuntura económica: La crisis económica que estalla en Estados Unidos en 1929 alcanzará rápidamente a todos los países y a todos los sectores. Para remediarla se ensayaran distintas experiencias, con distintos nombres, pero casi análogas. La principal diferencia es que esta vez se tratará de remediar la penuria y no la superproducción.

Experiencias dirigistas:
-          En los Estados Unidos, el principal objetivo del presidente Roosevelt fue el de hacer subir los precios agrícolas para dar a los granjeros un poder adquisitivo suficiente y poner en marcha la actividad industrial. Para esto se devaluó el dólar y además se fijaron límites de producción de ciertos productos. En materia industrial, la National Industrial Recovery Act, reorganizó la producción por medio de códigos industriales que dieron a cada rama un estatuto. Sin embargo, estas medidas serán anuladas por la Corte Suprema de los Estados Unidos por verse inconstitucionales, pero aun así habrán dejado una enseñanza en la disciplina de la producción.
-          En Francia se intervino en el mercado del vino y del trigo. En el primero se redujeron las superficies cultivadas, se prohibieron nuevas plantaciones y se disminuyó el rendimiento por hectárea. En el mercado del trigo se creó un servicio que agrupaba consumidores y productores para fijar el precio del trigo mediante ¾ de los votos. De no existir esta mayoría entonces el Estado fijaría el precio.
Experiencias corporativas
            Cuando Francia y Estados Unidos emprenden el camino al dirigismo, otros países tratan de establecer una reglamentación aún más estricta mediante una organización calificada de “corporativa”. En  Portugal, una ley del 23 de septiembre de 1933 prevé la constitución de corporaciones que deben englobar todas las actividades profesionales, intelectuales y religiosas. Estas corporaciones deben de estar constituidas voluntariamente. Estas deben de estar conformadas por sindicatos nacionales: patronales y obreros.
            Las otras experiencias llamadas corporativistas, las de Italia y Alemania, escondían mal bajo ese nombre una dirección de la economía de tendencias totalitarias y no habrían de sobrevivir a los regímenes fascistas que las habrían instaurado. Se originan, en resumen, en preocupaciones mucho más políticas que económicas, incluso en imperativos militares, y no parece que deban constituir en la historia del capitalismo más que una fase circunstancial. Lo mismo pasa con las medidas de control de los precios y de las rentas, de racionamiento de los productos alimenticios y de reparto autoritario de los productos industriales, que fueron entonces, medidas necesarias.
La experiencia británica de planificación económica
Los objetivos esenciales del Gobierno británico eran la recuperación de una balanza de pagos cuyo déficit hacía peligrar las reservas de oro y de divisas y la independencia económica del país y, a la vez, el mantenimiento de la plena ocupación que la economía de guerra había asegurado. Se busca la manera de lograrlo mediante una planificación de la economía, planificación que sin embargo no tiene nada en común con la de los países colectivistas y totalitarios.
No se trata de fijar objetivos rigurosamente obligatorios, sino dar indicaciones sobre lo que es deseable hacer. Esta planificación se basa en el respeto de las libertades esenciales, recurriendo en lo posible a la cooperación y no a coerción; por otra parte se trata de dirigir la penuria y no la superabundancia. Para esto, Gran Bretaña sacrifica el restablecimiento del nivel de vida para equilibrar su balanza de pagos y establece los siguientes sistemas de control indirecto:
o   Control del consumo: por el reparto autoritario de los productos industriales y el racionamiento de los productos alimenticios.
o   Control de la producción: reparto de materias primas y mano de obra, limitaciones y favorecimientos en la producción y la organización de los mercados.
o   Control de precios: por la fijación y congelación de precios.
o   Control de rentas: congelamiento de salarios y alquileres y limitación de dividendos.
o   Control de crédito: mediante las tasas de interés.
o   Control de comercio exterior: con un régimen riguroso de licencias de importación y exportación.
·         La intervención en la estructura de la economía:
-          Nacionalizaciones: El sindicalismo reclamaba la transferencia de las industrias básicas al sector público. En el momento más agudo de la crisis mundial de 1929, el socialista belga Henri de Man presentaba un plan de división de la economía en tres sectores:
o   Un sector nacionalizado que comprendiera las industrias clave y en las que existiera monopolio privado.
o   Un sector controlado que agrupara las industrias cartelizadas (con un acuerdo entre productores)
o   Un sector libre abandonado a la iniciativa privada que comprenda agricultura y comercio.
-          Participación del personal en la gestión: Se trata de ver en los trabajadores no ya simples asalariados, sino colaboradores del negocio, asociados a su éxito. Esta participación del personal en la gestión, llamada a menudo “control obrero”, conduciría a una transformación total del estatuto de la empresa. El empleador dejaría de ser el dueño absoluto de su negocio. Tendría solo los derechos que le correspondería por proveer el capital y por trabajar personalmente en la empresa.


      El mercado se ha transformado (entre el capitalismo del siglo XX y el del siglo XIX) de un régimen de competencia entre pequeñas empresas privadas a un régimen de competencia monopolista entre grupos, incluso entre éstos y empresas públicas que cubren sectores de la economía cada vez más amplios.
El comportamiento económico de los jedes de empresa ha evolucionado. A los pioneros de la revolución industria, ávidos de ganancia y expansión, han sucedido, a menudo, tecnócratas o administradores más atentos a la conservación que al desarrollo, más preocupados por una gestión impecable que por una expansión aleatoria.
      En consecuencia, se ha modificado la posición del Estado frente a la economía. Renuncia su abstención sistemática e interviene ya sea para proteger a los consumidores contra eventuales abusos de los monopolios, ya para proteger a los trabajadores contra los excesos de un cierto patronato, ya para proteger a los mismos jefes de empresa contra una competencia de la que ellos ya no quieren ver más que los peligros.

Su técnica de intervención se ha perfeccionado, por otra parte, a la luz de la experiencia. A los procedimientos desordenados e incoherentes del comienzo, que traducían en controles directos, siempre desagradables para los sometidos y a menudo poco eficaces, prefiere ahora los medios de acción indirectos y globales fundados en un mejor conocimiento de la renta nacional: política racional del crédito, política monetaria, incluso política fiscal. Más aún, no duda en tomar a su cargo la gestión de importantes sectores de la economía y en influir sobre su orientación por medio de planes que preveén las etapas de su desarrollo.

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